La nueva normalidad y sus trampas
- Alvaro
- abril 3, 2021

En estos días vengo leyendo muchas cosas. Muchas son afines a mis intereses y ámbitos profesionales de accionar y todas tienen un foco común: el ser humano.
Por supuesto que también me encuentro, dado que trabajo mucho con empresarios y personas que están en ámbitos laborales, con el mundo que hace a la economía y toma de decisiones en este aspecto. Al fin y al cabo, detrás de la economía (ciencia social) estamos nosotros, los humanos.
Una de las cosas con las que me encontré es un artículo de Kevin Sneader y Shubham Singhal, de Mc Kinsey, que nos traen una primera gran pregunta ante todo lo que viene sucediendo producto de esta pandemia del Covid – 19: ¿Cómo será la próxima normalidad? Es lógico preguntarse esto, y es más lógico buscar este objetivo de recuperar esa normalidad. La “normalidad” conlleva, en cierta forma, una “vuelta o mantenimiento” a un estadio de “estabilidad”, de una quizás “nueva estabilidad”.
Y cuando reflexiono sobre la estabilidad, no puedo dejar de pensar en Richard Dawkins, autor del “El Gen Egoísta”, quien nos trae la idea (entre muchas) de que las células, primeros organismos vivos, que sobrevivieron (¡nuestros ancestros!) cuando nuestro planeta era una gran sopa / caldo barroso, gracias a una gran cualidad: la estabilidad. Vivieron las células más estables versus aquellas cambiantes, que tendían a desaparecer y no sobrevivir. El más apto, en cierta forma, es el más estable.
En nuestros genes está, si me permiten, esta gran cualidad: la estabilidad. Ergo, también es biológicamente esperable que busquemos esa “normalidad”. De hecho, de eso se encarga perfectamente la biología a través de un mecanismo que es la homeostasis, que busca mantener una relativa constancia (estabilidad) en las propiedades del entorno interno de un organismo.
Ahora bien, si miramos con detenimiento el mundo que hemos construido, parece estar lejos de la “estabilidad”. Se dice muchas veces que “el cambio es lo único que no cambia”. En cierta forma, la estabilidad, normalidad, parece ser estar imbuida en fenómenos que mutan, se transforman, cambian a cada vez mayor velocidad y con mayor frecuencia.
Hemos ido creando, al parecer, un mundo a “contra natura”. Un mundo que va por donde nuestras células y genes no están diseñadas para ir. Incluso nuestro pensamiento también suele tener esta tendencia a querer quedarse en el mismo “mindset”, “paradigma”, y nos es profundamente difícil salir de ellos, mirar y pensar “outside the box”. Ya Thomas Kuhn (1972) mostró en su libro, “La estructura de las revoluciones científicas”, las dificultades por las cuales atraviesa la ciencia y el pensamiento científico para concretar cambios profundos en los paradigmas reintantes. El mantenerse en la estabilidad, en la normalidad, es la búsqueda y lucha permanente.
Aquí, entonces, la trampa posible: buscar la “normalidad”, la “próxima normalidad” (Sneader y Shubham, Mc Kinsey), puede ser quizás una quimera. Esa es, precisamente, la trampa en la que podemos estar cayendo: buscando las respuestas a estos fenómenos desde los mismos paradigmas y formas de pensar que crearon precisamente a esta complejidad (P. Damerau, 2019). Buscar, incluso, en las recetas que ya conocemos y probadas muchas veces antes, y que, por la gran complejidad que presenta este nuevo escenario, posiblemente estén lejos de poder llevarnos a afrontar con éxito.
Hoy nos encontramos posiblemente ante un fenómeno que claramente nos presenta una nueva realidad. La transformación que estamos vivenciando, socaba aquellas formas de pensar y actuar que hemos aprendido y mantenidos estables por, seguramente, siglos. Desafía nuestra normalidad buscada y anhelada y defendida con dientes y espadas.
¿Será que la nueva “normalidad” será la de poder definir en una suerte de “estar siendo”? ¿Ya nada “Es,” si no que se encuentra en movimiento, cambio, transformación permanente? ¿Podremos aceptar y convivir con este movimiento incansable e incesante?
Si esto fuera así: ¿Qué necesitamos aprender para poder afrontar con quizás mayor posibilidad de asertividad? Quizás, una primera pista, sea la de aprender a vivir en la incertidumbre, en fenómenos complejos, caóticos, azarosos, impredecibles…aunque esto involucre confrontar a nuestra propia naturaleza.
¿Seremos capaces de transformarnos en estos seres que habitan y conviven con el cambio, caos, azar, aceptando, aprendiendo, transformándonos, buscando permanentemente pensar fuera de la caja?
Esta es quizás gran parte de la discusión que esta sobre muchas mesas en muchos equipos directivos de organismos, privados, públicos, con y sin fines de lucro, que buscan entender, accionar y, al fin y al cabo, sobrevivir ante este fenómeno que no es un virus solamente, que por su complejidad involucra múltiples miradas y campos de estudio para siquiera pensar en cómo abordarlo y no morir en el intento.
Y retomo el titulo de esta reflexión: habrá que cuidarse de no caer en la propia trampa de la búsqueda de la “nueva y estable normalidad”. Quizás, así enunciada, esta nueva normalidad no termine de llegar nunca y sí, en cambio, nos engañemos ycreamos distinguir nuevos escenarios y le atribuyamos la cualidad de “Estabilidad”. Quizás, así enunciada, esta búsqueda, esta quimera, nos lleve más cerca a la desaparición, que a la supervivencia, crecimiento y paso a nuevo período, estadío, de la historia de la humanidad.